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Dedicados al dios del comercio, Mercurio, los romanos adoptaron el denominativo “mercatus”, para definir esos centros de compras e intercambios.  Mercurio para los romanos, Hermes para los griegos, no sólo era el dios del comercio, sino que además se le consideraba protector de los comerciantes, orientador de los viajeros y cuidador de los pastores.

Mercurio, por el escultor flamenco del siglo XVII Artus Quellinus, con el pétaso, la bolsa con cordeles, el caduceo, las sandalias con alas, el gallo y la cabra (Ayuntamiento de Ámsterdam, actualmente en el Palacio Real).

Tradicionalmente, los mercados tienen una función comercial siendo las primeras transacciones mediante trueques, pero también desde siempre han sido centros de reunión y de ferias que han ido evolucionando en algunos productos y estructuras de los mercados pero conservando su esencia. 

La consolidación de sus estructuras, medidas de higiene y otras regulaciones, no se dieron hasta el s.XVIII y se consolidaron ya en el s.XIX.

Los mercados también hicieron mejorar los caminos y con ello la comunicación entre estos centros. Ésto hizo que se pudieran transportar productos de manera más rápida llegando frescos.

Los centro comerciales y otros factores han hecho que poco a poco los mercados entren en decadencia en las últimas décadas hasta casi desaparecer. La adaptación a la competencia les ha hecho crear nuevas fórmulas como complementar la oferta del mercado con otros comercios, o adaptar los espacios al turismo gastronómico, denominados mercados-gourmet

Algunos son tan llamativos que se han convertido en atractivos turísticos incluyéndose en rutas gastronómicas.  Otros, optan por recrear mercados medievales por toda la península.

El concepto de mercado municipal va ligado a ciudades compactas con mayor economía y sostenibilidad. A mayor densidad mayor variedad comercial, calidad y oferta. Cuanta más actividad, mayor atracción de gente que circula por la calle y por lo tanto mayor seguridad.

Los mercados contribuyen a la vitalidad de un barrio en diversas formas. El comercio de proximidad que se ubica en los mercados y en sus alrededores dota de centralidad a los barrios, genera interacción social en el nivel vecinal y aporta actividad en el espacio público.

Veamos algunos mercados de Madrid:

Mercado de San Miguel: uno de los centros comerciales más antiguos de Madrid siendo su origen medieval y más tarde José Bonaparte mandó construir la Iglesia de San Miguel, dando nombre al mercado especializado en pescado y otros productos perecederos, donde antes vendían productos artesanales. Hoy en día, es uno de los mercados donde compres o no, siempre puedes pararte  a degustar diferentes tapas.

El Rastro: uno de los mercados al aire libre más populares de la ciudad, que debe su nombre al rastro de sangre dejado por las reses al trasladarse desde el matadero hasta los puntos de venta.

Consta de unos 3.000 puestos que venden desde discos de vinilo, libros y relojes, hasta ropa de segunda mano, bolsos y bisutería.

Mercado de la Cebada, uno de los más grandes de la ciudad. Inaugurado en 1875, ofrece productos de la mejor calidad e incluso dispone de un espacio para que los más pequeños puedan aprender sobre la alimentación saludable y productos de temporada.

Mercado de San Lorenzo de El Escorial: A finales del siglo XVIII el Gobierno de San Lorenzo de El Escorial promueve su última gran obra para el Común de los Vecinos que consiste en una “Casa grande para almacén de vinos, géneros de tienda de Abacería; pescado, tocino y otros ramos y habitaciones”.

En 1797 el centro urbano de San Lorenzo se encontraba ya consolidado, lo que hacía imposible encontrar un lugar céntrico en el que construir el edificio por lo que se eligió el lugar ocupado por la “Veeduría” para su colocación.

Debido al crecimiento del número de alumnos de la Escuela de niños de primeras letras de la Real Comitiva, situada en la Casa de los Soportales desde 1794, el gobernador propone su traslado a este edificio, encargando a Juan de Villanueva el levantamiento de una nueva planta en 1806 a la que se accedía por la calle Francisco Muñoz.

Otros mercados de España:

La Boquería: situado en el corazón de Barcelona desde el s.XIII, estos mercados estaban formados por puestos temporales al aire libre, muchos de los cuales acogían a los payeses de los pueblos de los alrededores de Barcelona que vendían sus productos en la ciudad. Es uno de los mercados más conocidos de España por sus productos frescos y  variados que además atrae a miles de turistas cada año.

Mercado Central de Zaragoza. Se levanta en el mismo lugar que ocupaba el mercado de la ciudad desde el siglo XIII. Supone uno de los más bellos ejemplares de la arquitectura modernista de Aragón construido según la técnica de armado metálico similar al empleado en la Torre de Eiffel.

El mercado de la Alcaicería: El mercado de la Alcaicería es el ‘gran bazar’ y originariamente el mercado de la seda árabe situado en Granada. En su origen se trataba de una serie de calles llenas de puestos de seda árabe, especias y otras mercancías de valor. Hoy en día, la única parte que permanece activa es la Calle Alcaicería. Es una zona con una rica historia y cultura local, donde aún se pueden comprar objetos interesantes y exóticos, como cerámicas o maderas con incrustaciones. 

Descubre más sobre cada mercado pinchando en cada uno y no dejes de visitarlos, te impregnarás de ellos.

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